lunes, 18 de febrero de 2013

RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS.


En este post me gustaría hablar sobre la resolución de conflictos en la escuela. 

Estoy realizando las prácticas escolares en un colegio de titularidad pública al que acuden niños de familias de distintas culturas y con un nivel socioeconómico por lo general bajo o medio. Además, el entorno social y cultural de los niños se caracteriza por ser poco estimulante.

En muchas ocasiones, cuando nos encontramos una descripción así, podemos pensar que los conflictos son más que cotidianos en la escuela, pero no es mi experiencia en este centro. Es verdad que en Educación Infantil los conflictos suelen ser menos y menos graves y que se responsabiliza a las familias de problemas como el absentismo escolar. 

Sin embargo, en Educación Primaria los conflictos suelen ir aumentando a medida que nos encontramos en niveles más altos. En esta etapa sí nos encontramos con conflictos en la escuela debido a conductas inadecuadas de los alumnos (peleas, consumo de tabaco y cannabis...) a las que podemos atribuir causas como modelos familiares inadecuados, la influencia del entorno, la escasa motivación, etc. 

Como decía, en Educación Infantil no nos encontramos con este tipo de problemáticas, puesto que a tan corta edad los conflictos se asocian con la naturaleza egocéntrica y a veces intolerante de los niños o con la actitud que los padres desarrollan hacia la educación o hacia la escuela (desvalorización de la educación, absentismo...). En este caso la comunicación y la reflexión con los pequeños y con los padres, además de tratar de contribuir a la concienciación de estos últimos, considero que es el camino idóneo para reducir los conflictos.

¿Cómo resolver los conflictos en la escuela?
En este centro, los conflictos no son demasiados y cuando se producen suelen ser protagonizados normalmente por los mismos alumnos. A pesar de que existe un Reglamento de Régimen Interno y un Plan de Convivencia, en situaciones que revisten gravedad (una agresión a un alumno o a un maestro, por ejemplo) es complicado establecer una corrección al alumno que sea efectiva y justa. 

Comentando este hecho con otros maestros, discutíamos acerca de la opción de la expulsión que se contempla en algunos centros docentes. Debo decir que en esta escuela la expulsión no es una opción, pero algunas de las personas con las que lo comentaba, sí estaban a favor de este tipo de medidas... A mí es una medida que no me gusta: el niño se queda en casa o pasa el día por la calle sin hacer nada, puede tomarlo incluso como un premio; el castigo no sirve para hacerle reflexionar sobre lo sucedido ni para solucionar el problema, si es que hay uno en concreto; es una forma de alejar al niño de la escuela, sin más.

Quizá se haya escrito mucho sobre el tema, pero la realidad es que cuando se presentan situaciones graves, tanto la dirección del centro como el profesorado cuentan con pocas herramientas para actuar.

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